La ciudad de América del Sur que respira gracias a mil árboles de olivo plantados en el siglo XVII
En el corazón de América del Sur existe una ciudad que, entre el ruido y el concreto, aún respira gracias a un bosque de olivos
En el corazón de América del Sur, hay una ciudad que respira gracias a sus árboles de olivo. En medio del bullicio, entre avenidas y edificios modernos, un bosque de olivos mantiene viva la memoria de un país que todavía conversa con su historia.
Se trata de un lugar donde la ciudad se detiene a escuchar el sonido de las hojas y el suspiro del tiempo. Te contamos como fueron plantando esos árboles y en que lugar de América del Sur se encuentran.
La ciudad de América del Sur que respira gracias a mil árboles de olivo plantados en el siglo XVII
Esa ciudad de la región de América del Sur es Lima, capital del Perú, una metrópoli que late frente al océano Pacífico y guarda en su corazón un pulmón verde que parece detener el tiempo: el Bosque El Olivar, en el distrito de San Isidro.
En medio del ritmo acelerado de la urbe, este espacio natural recuerda que el alma de una ciudad también puede encontrarse bajo la sombra de un árbol. Su historia se remonta al siglo XVI, cuando el caballero español Antonio de Rivera trajo desde Sevilla tres plantones de olivo. Solo uno sobrevivió, pero su fuerza fue suficiente para multiplicarse y llenar el paisaje con más de mil árboles.
La tradición cuenta que San Martín de Porres, el santo humilde del Perú, plantó uno de estos olivos con sus propias manos en el siglo XVII. Su gesto, nacido del amor por la tierra y la fe, simboliza la humildad que florece en lo pequeño. Desde entonces, los árboles del Olivar se han mantenido en pie como guardianes del tiempo, respirando junto a la ciudad y ofreciendo sombra, aire y belleza.
Como es este bosque de olivos de América del Sur
• El lugar fue declarado Área de Conservación Ambiental, lo que garantiza su cuidado y preservación. Más de 10 hectáreas de terreno urbano conservan la armonía entre naturaleza, historia y arquitectura.
• En su interior crecen alrededor de 44 especies de árboles, aunque los olivos son los verdaderos protagonistas. Representan cerca del 85 % de la vegetación total y fueron los primeros en echar raíces en este suelo limeño.
• Entre los árboles destaca una Araucaria de más de 40 metros de altura y cerca de 80 años de vida, considerada árbol patrimonial. Su presencia es una columna de tiempo que conecta pasado y presente.
• En el entorno de los árboles funcionan el Centro Cultural El Olivar, la Biblioteca Municipal y la Casa Museo Marina Núñez del Prado, donde el arte y la historia conviven con la naturaleza.

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